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"Me dijo, ¿te animás? Y yo ya estaba arriba del auto"

Abel Pérez cuenta sus años como copiloto en el rally. Desde aquella vez que lo invitaron a ser acompañante, hasta la actualidad

27/05/2024
"Me dijo, ¿te animás? Y yo ya estaba arriba del auto"

Practicando varios deportes en su juventud, pero siempre con esa pasión por el automovilismo, el pringlense Abel Pérez tenía un sueño: subirse a un auto de rally. Lo pudo cumplir, y lo que en principio eran unas pocas carreras, se convirtieron en más de 20 años compitiendo en los certámenes regionales y nacionales.

 

"Todo empezó con la invitación de un amigo, Christensen, que alquilaba un auto y otra persona lo iba a acompañar como copiloto. Pero esa persona no pudo, entonces me dice: Abel, ¿te animás a acompañarme? Y ya estaba sentado arriba del auto".

 Después de esa primera carrera en Coronel Suárez, continuó un par de años acompañando al Gringo Zito hasta que dijo basta.

 "Un día ya listos a largar, pasa un chico con una tapita, que era del aceite. La quisimos cambiar y nos echaron de la competencia porque ya estábamos adentro, en pancarta. Ahí decidí que ya no más" cuenta, a La Voz del Orden.

 Parecía el final de Abel junto a los autos, hasta que llegó un llamado que lo hizo volver.

 "Decidí que ya no más, y una tarde Rafa (Bastard) me llama por teléfono para que lo acompañe a Chivilcoy, al Rally Federal".

 "Lucía, mi hija, me dice: ¿es una sola carrera? Le dije, si va bien es un solo campeonato. Y tardó 20 años ese campeonato, jaja".

 Arisco en la mecánica y hasta para cambiar las ruedas, Abel seguía firme con su pasión, su señora Andrea y sus hijos Federico, Francisco y Lucía eran sus hinchas número uno.

 "Tuve un apoyo de mi familia total. Mi familia es fundamental, si no tenes acompañamiento de tu familia, no corras" destaca.

 

"AGARRATE ABELITO QUE NOS PEGAMOS"

 En cada carrera, siempre puede darse alguna situación de accidente. Rafa y Abel tuvieron una brava, pero zafaron.

 "Estuve como diez minutos inconsciente adentro del auto. En una recta hacía una T, y tenías que doblar. Rafa tantea el freno pero unos metros antes de la T, se va el pedal y no vuelve. Lo último que escuché fue: agarrate Abelito que nos pegamos".

 El auto dobló, no cayó al canal y se metió dentro de un campo como 50 metros.

 "Pegó del lado del canal y del lado mío, zafamos y lo último que me acuerdo es ver el cielo. No sabemos la cantidad de tumbos que dimos. Rafa fue a llamar para que nos auxilien, yo adentro del auto con cinturones que me apretaban, hasta que Juan Casajus fue desajustando los cintos y ahí empecé a respirar. No quería ir a una clínica, decía estoy bien, pero tuve costillas quebradas y fisuradas". 

 "Andrea me dijo: esto fue un accidente. Si vos querés seguir corriendo, para mí está perfecto" agregó. Y así fue.

 "Se hizo el auto nuevo y nos fuimos a probar al dique. Hicimos un prime mejor que antes, nos sentíamos cómodos, entonces seguimos".

 Hoy ya fuera de las pistas, recuerda todas las amistades hechas en el automovilismo, los tradicionales asados, los viajes junto a Ricardo Arnaude, al profesor Luis Oxoteguy con el que aprendieron a hacer la hoja de ruta, y hasta Beto Patrault que trabajaba para dejar el lugar donde se corría, en perfectas condiciones.

 Corrió con Renault 18, Gol, Subaru, y hoy, cada vez que sube a un auto, se siente más joven.

 "Una vez por semana nos juntamos con Rafa, tomamos un café y probamos el auto. Para mí, es rejuvenecer varios años" finalizó.

 Escuchá la nota completa en FM Ciudad Pringles.

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 ROGELIO GÓMEZ - EL ORDEN 

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